
El llamado de Dios es multigeneracional: nuestro propósito es moldear, empoderar e invertir en la próxima generación para cumplir Su promesa perdurable.
Basado en el pacto de Dios con Abraham, este mensaje destaca cómo el propósito divino trasciende las edades y las estaciones. Estamos llamados a invertir, guiar y criar a la próxima generación. A través de un ministerio estratégico, intencional y relacional, cumplimos el plan eterno de Dios.